En la COP27 se adoptó el Programa de Trabajo de Transición Justa, el cual, como consecuencia de la decisión de la COP28, se basa en una serie de diálogos entre las partes para intercambiar experiencias y buenas prácticas en materia de transición justa.
Si bien los diálogos son necesarios y resultan una parte importante de la discusión, estamos en una época en la que la crisis climática y sus efectos en las distintas regiones y países del mundo, especialmente en los más vulnerables como los del Sur Global, dejan consecuencias devastadoras. Es por ello que se torna una prioridad pasar a la acción.
De esta manera, el Programa de Trabajo de los Emiratos Árabes Unidos sobre la transición justa en la SB60 planteaba una oportunidad para la propuesta de algo más ambicioso. En este sentido, los países del Sur Global propusieron la creación de un plan de trabajo con el objetivo de operacionalizar el programa y que cuente con objetivos claros, acciones concretas e indicadores.
Por el contrario, y en desacuerdo con esta propuesta los países del norte global propusieron incorporar algunas de las principales conclusiones del Balance Mundial. Puntualmente mencionaron la incorporación del paquete de energía, el cual, entre otras cosas, se encuentra la triplicación de la capacidad mundial de las energías renovables. Aquí resulta importante señalar que si bien una de las transiciones que se debe llevar a cabo es la energética, no es la única y la decisión del Balance Mundial deja varias dudas del cómo, ya que dentro de las energías renovables se incluye hidrógeno bajo en emisiones, nuclear y captura de carbono.
Finalmente, el último día se concluyó en un texto que deja ventanas de oportunidad para los países del Sur Global. Entre los mismos se destaca el énfasis en la participación de los actores parte y no parte de estos países, a la vez de la consideración de una nota formal que menciona la creación de un plan de trabajo.
La creación de un plan de trabajo de transición justa debe ser el inicio de un camino que tenga como objetivo alcanzar la justicia social, teniendo como faro las necesidades y prioridades locales. Una transformación que sea justa, adecuada y asequible y que, además de disminuir las Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) con el fin de abordar la crisis climática, reduzca las desigualdades sociales existentes.
En una coyuntura caracterizada por graves problemas sociales, económicos y ambientales, la construcción colectiva de los procesos de transición resulta y resultará crucial a la hora de delinear una agenda sustentada en la justicia socioambiental.