CANLA

Blog

Por una visión latinoamericana y caribeña de la adaptación climática

La decisión sobre dónde será la próxima COP no se toma en los grandes plenarios ni en los discursos más citados, sino en un punto discreto de la agenda: los Arreglos para Reuniones Internacionales (AIM). Cada año, una región del mundo asume el liderazgo de este proceso. Cuando llegó el turno de América Latina y el Caribe, Brasil — en su afán de reafirmar su papel de potencia climática regional— se postuló como sede de la COP30. Desde el primer día, sin embargo, los países de la región le recordaron: esta COP también es nuestra.

La COP30 será un hito, no solo por su sede en la Amazonía, bioma compartido por nueve países sudamericanos, sino también por la oportunidad de construir un compromiso común en priorizar la adaptación climática, como mencionó la 8a Carta de la Presidencia de la COP30.  América Latina y el Caribe comparten historias de colonización, economías dependientes de la exportación de materias primas y profundas desigualdades sociales. Hasta hoy, seguimos siendo una región altamente desigual y con alta vulnerabilidad frente a los impactos del cambio climático. 

Esta combinación de factores hace que nuestra región figure entre las zonas más expuestas del planeta. De hecho, las pérdidas y daños ya se volvieron una realidad: Todavía se cuentan los desaparecidos del huracán Melissa, que llegó a Jamaica la semana pasada, mientras la población de Río Grande del Sur continúa luchando para reconstruirse después de las inundaciones de mayo de 2024. En nuestras ciudades y territorios, la vulnerabilidad tiene múltiples rostros: mujeres, pueblos indígenas, personas afrodescendientes, personas con discapacidad, migrantes y niños y jóvenes enfrentan capas adicionales de riesgo. 

Pero también son en estos rostros, marcados por la urgencia de sobrevivir, donde nacen las soluciones creativas y la fuerza para presionar por cambios. Como recuerdan las voces de nuestros pueblos, desde la selva hasta las periferias urbanas, no somos sólo víctimas de un sistema en colapso, somos portadores de futuro. Nuestra resistencia es también imaginación política: tejemos redes, cultivamos otros modos de vivir e insistimos en soñar. Por esto, de nuestros países, rogamos coraje

Esperemos que una COP latinoamericana y caribeña pueda enseñar al mundo nuestra capacidad de solidaridad y liderazgo climático. En Bonn, fueron precisamente las voces de negociadoras latinoamericanas las que impulsaron las propuestas más constructivas —y también las más ambiciosas. Del Grupo SUR salió la propuesta de vincular el Objetivo Global de Adaptación (GGA) con una posible nueva meta de financiamiento para la adaptación. Los países africanos nos vienen enseñando que la articulación regional puede fortalecer posiciones comunes al mundo en desarrollo. De Addis Abeba, salió más fortalecida la propuesta de triplicar el financiamiento para la adaptación hasta 2030, iniciada por los Países Menos Desarrollados (LDCs). 

Para construir una posición común rumbo a la COP30, América Latina debe reconocer su diversidad como una fuente de fortaleza y mostrar al mundo que la adaptación no es un camino de evolución lineal, sino la expresión de un futuro ancestral, en el que nuestros pueblos, desde hace siglos, crean y recrean soluciones vivas basadas en saberes, prácticas y tecnologías comunitarias que hoy necesitan ser reconocidas y apoyadas. 

Belém puede marcar un antes y un después en la agenda global de adaptación. Con sabiduría y visión, esperamos que nuestros presidentes, ministras, ministros y negociadores tiendan puentes para alcanzar un paquete de decisiones ambiciosas, capaces de impulsar la implementación de la adaptación desde nuestra diversidad, con indicadores que habiliten la acción, fortalezcan las capacidades y garanticen un acceso justo al financiamiento climático a través de una nueva meta colectiva para triplicar el financiamiento para la adaptación. Más que una respuesta técnica o un imperativo político, se trata, en definitiva, de una cuestión de justicia.

La voz de CANLA